Lunes, 23 de Enero del 2023 - 10:26 hs. 295
Lo que iba a ser el festejo de cumpleaños de un amigo en el este, se transformó en una pesadilla para la víctima y su familia. No sólo les toca lidiar con la agresión sexual sufrida por la joven mujer, sino con tratos que recibió a la hora de presentar la denuncia y obstáculos del prestador de salud privado que, desde Montevideo, no daba la autorización para que se le practicaran los estudios y tomas de muestras requeridos en estos casos. Además, a medida que el caso tomó estado público surge información que apunta a supuestos casos anteriores en que los acusados por la víctima habrían incurrido en conductas similares.
La fiesta
El grupo de unos 15 amigos, mayores de edad, llegó desde la capital para festejar el cumpleaños de uno de ellos a quien, otro amigo, le había prestado la casa para la fiesta. La idea era pasar en ese domicilio de Pinares el fin de semana del 14 y 15 de enero y regresar luego a Montevideo.
Sobre las 4 de la tarde del sábado 14 el festejo ya se estaba desarrollando de forma normal y todo iba de acuerdo con los planes del cumpleañero y sus amigos. Al caer la noche llegó a la casa un joven que se presentó como el dueño y que fue a saludar al festejante y al resto del grupo. De acuerdo con el testimonio de los padres de la víctima, y por el relato de su hija, el hombre llegó solo y se integró a la fiesta.
Más tarde, unos vecinos llamaron a la puerta ya que el volumen de la música y el ruido generado por la presencia de una veintena de personas alteraba el descanso. La pareja que se presentó en la casa solicitó si podían bajar el nivel de la música y explico que tenían un bebe pequeño que no podía dormir. Fueron atendidos por el hombre que se presentó como dueño de la casa y, de manera incidental, por la joven que luego denunciara la agresión.
Durante la charla con los vecinos, el dueño de casa se retiró y dejó a la joven lidiar con la pareja que se retiró minutos después, en clima cordial y con la promesa de la chica de que iban a controlar la música y ruidos.
Cuando volvió a entrar en la casa, el dueño se le acercó y le agradeció su participación en la situación y entonces comenzaron a charlar. Los padres de la chica reafirman que fue ese día y en esas circunstancias cuando se conocieron y aclaran que nunca habían tenido contacto anteriormente.
Mareos
En el marco de esa charla el dueño de casa le ofrece una bebida, que fue a buscar y trajo servida. Continuaron conversando unos minutos más y la joven comenzó a sentirse mareada y con dificultades para mantenerse en pie. Ante esto, el hombre indicó un dormitorio determinado, en la parte superior de la casa, adonde llevarla para que pudiera recostarse en una cama.
Subieron junto a una amiga de la joven que, a todo esto, sentía que su condición empeoraba y su cabeza giraba entre el mareo y un estado de somnolencia que se profundizaba. Así la colocaron sobre la cama y en este momento, estando los tres en el dormitorio señalado por el hombre, se dio un episodio entre éste y la amiga de la joven afectada.
De acuerdo con el relato de los padres de la denunciante, el hombre intentó forzar a la amiga de su hija; quiso abrazarla y eventualmente besarla. La joven se desprendió y corrió escaleras abajo para contarle al resto del grupo lo que acababa de suceder. El dueño de casa bajó también y trató de explicar y restarle importancia a lo sucedido, pero enseguida volvió a subir.
El grupo de amigos, sorprendido ante las circunstancias, decidió subir porque la otra joven continuaba en el dormitorio. Cuando llegaron a la puerta vieron que estaba cerrada y más se sorprendieron cuando la tantearon y resulto qué tenía pasada la llave. Comenzaron a golpear y finalmente cuando la puerta se abrió, la escena que vieron fue impactante.
La escena
Los padres cuentan que el primer impacto fue que en la habitación no sólo estaba su hija sobre la cama, inconsciente, y el dueño de casa; también había otros dos jóvenes -hermano y primo- y dos de ellos estaban sobre la joven, el otro al costado de la cama, y los tres estaban casi sin ropa.
Insisten en remarcar que el grupo de amigos que viajó para el festejo jamás vio ingresar a los otros muchachos a la casa y que ignoran por qué lugar llegaron. Además no había pasado tanto tiempo entre el momento en que subieron a la joven que se sentía mal y el cuadro final, con las situaciones que se dieron en el medio.
Qué pasó luego, es algo que los padres no tienen claro pero saben que el dueño de casa, su hermano y su primo terminaron abandonando el lugar rápidamente.
La denuncia
El resto, se diluye en las horas que pasaron hasta que la joven recuperó en parte la consciencia, el relato de las amigas de todo lo que había sucedido y la firme decisión de denunciar ante las autoridades. Según el testimonio del padre de la víctima, su hija recibió un trato poco empático de parte de las funcionarias policiales a cargo de tomar la denuncia. Incluso, agrega, preguntaron qué ropa llevaba puesta al momento de los hechos de forma que implicaba que la joven podría haber tenido cierta responsabilidad en la agresión.
Finalmente, con la denuncia ya radicada y las actuaciones del caso en curso, la joven tuvo que sortear otro obstáculo ya que fue derivada al sanatorio Mautone para realizar la toma de muestras y estudios protocolares en estos casos. Como vive en Montevideo, es socia de una mutualista privada de la capital y desde el centro de salud de Maldonado solicitaron autorización a ese prestador para los exámenes y su costo. La respuesta fue negativa y la mutualista se negaba a hacerse cargo de los requerimientos. Tuvieron que intervenir varios funcionarios de Mautone y hasta el ginecólogo de cabecera de la víctima para que llegara la autorización. Después el caso tomó estado público y la familia comenzó a recibir testimonios de situaciones similares que habrían tenido también como protagonistas al mismo trío de hombres. No hay constancia de denuncias formales al respecto. Lo que sí se ha podido comprobar es que uno de ellos fue denunciado al menos cuatro veces por una expareja a quien la sometió a situaciones enmarcadas en violencia de género.
Montevideo Portal publicó que, a raíz de esas denuncias, al joven se le dispuso la prohibición de acercamiento a su expareja por agredirla verbalmente y atentar contra sus bienes. En una de las denuncias a la que tuvo acceso ese medio, de octubre de 2022, la mujer afirmó que el hombre solía merodear su casa y en determinado momento le rompió el parabrisas de su auto y quebró el vidrió de una ventana con una pedrada.
Mientras el caso todavía se tramita en fiscalía especializada en San Carlos, se confirmó que pasará a Montevideo adonde viven todos los involucrados, incluida la víctima. La mujer, que ha permanecido en Maldonado desde la agresión, recibió el apoyo de la Unidad de Víctimas de Fiscalía y está siendo representada por un defensor de oficio. Sus padres confirmaron que una vez que el caso pase a Montevideo contarán con la asistencia de una defensora particular. Asimismo, aseguraron que al menos un resultado de análisis de los practicados a la joven demuestra la presencia de sustancias que atribuyen fueron diluidas en la bebida que el dueño de casa dio a la víctima.
Fuente: Punta News