Sábado, 24 de Diciembre del 2022 - 10:00 hs. 238
Al menos 43 personas, incluido el futbolista Amir Nasr-Azadani, se enfrentan a una ejecución inminente en Irán, condenadas a muerte tras las protestas que se han producido en el país en las últimas semanas, informó este viernes la cadena CNN.
Para llegar a esta conclusión, el medio estadounidense asegura que ha verificado documentos, videos, testimonios de testigos y declaraciones de ciudadanos iraníes, además de datos obtenidos por el grupo activista 1500Tasvir.
Las autoridades iraníes ya han ejecutado a al menos dos personas en relación con las protestas, una de las cuales fue ahorcada públicamente.
Testimonios de testigos y documentos oficiales revisados por CNN y 1500Tasvir muestran evidencias de que se están realizando procesos judiciales de forma apresurada contra detenidos por participar en las protestas e imputados de cargos que podrían conllevar la pena de muerte, condenas a menudo dictadas en una sola sesión.
La cadena señala que la plaza Shahid Alikhani, en la histórica ciudad iraní de Isfahan, se ha convertido en un lugar de peregrinación para los seguidores del destacado futbolista Nasr-Azadani, ya que temen que el joven pueda ser ejecutado allí, donde se ha instalado una plataforma de ejecución.
Nasr-Azadani, que ha defendido públicamente los derechos y libertades de las mujeres en Irán, está acusado de participar en el asesinato de tres oficiales de seguridad, incluidos dos miembros voluntarios de la milicia Basij, durante las protestas en Isfahan del pasado 16 de noviembre, según la agencia estatal iraní IRNA.
Según los medios estatales, el presidente del Tribunal Supremo de la ciudad, Asadullah Jafari, dijo que Nasr-Azadani había sido acusado de protagonizar disturbios contra las autoridades y, según el código penal de Irán, la sentencia puede conllevar la pena de muerte.
La CNN indica además que en sus investigaciones han encontrado datos que señalan que los prisioneros del régimen persa han sido sometidos a tortura y agresión sexual.
También los grupos defensores de los derechos humanos dicen que se han utilizado «confesiones» viciadas y obtenidas bajo tortura contra los acusados en juicios falsos.
Irán vive una oleada de protestas desde hace tres meses en las que han muerto unas 500 personas, se han producido 18.000 detenciones, 400 condenas a cárcel solo en Teherán, 11 sentencias a la horca reconocidas oficialmente y dos ejecuciones, la última de ellas pública.
Las revueltas comenzaron por la muerte de la joven kurda de 22 años Mahsa Amini tras ser detenida por la Policía de la moral por no llevar bien colocado el velo, pero han evolucionado y ahora los manifestantes piden el fin de la República Islámica, fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979.