Los relatos y testimonios sobre supuestos hechos sobrenaturales siempre resultan atractivos, en especial aquellos que reservan una sorpresa como premio de desenlace para el lector.

Eso es lo que sucede con la simple y breve historia que un usuario de la plataforma Reddit compartió, y que se hizo viral de inmediato. El presunto testimonio mezcla el miedo a lo sobrenatural con un peligro real y mucho más terrible.

En su relato, el internauta —que prefirió permanecer en el anonimato— reveló cómo él y su hermano pasaron veinte años creyendo que su casa había sido visitada por un fantasma, para luego descubrir que la verdad era mucho más aterradora de lo que imaginaban.

La historia, que se viralizó nuevamente gracias a una versión en video en TikTok, comienza cuando el autor de la publicación tenía apenas siete años y su hermano diez. Esa noche su madre los llevó a sus habitaciones para dormir. El padre de familia trabajaba fuera de la ciudad en ese momento, por lo que, al igual que en muchas otras ocasiones, madre e hijos estaban solos en la casa.

Las habitaciones estaban conectadas por un largo pasillo con puertas y ventanas siempre cerradas. El autor dijo que tanto él como su madre tenían la costumbre de despertarse en mitad de la noche para ir al baño. En esas ocasiones, su hermano solía despertarse también, ya que tenía sueño liviano.

Según el autor, en una de esas madrugadas su hermano dijo haber visto una figura con camisa a rayas al final del pasillo. “No sé si mi madre lo atribuyó a que mi hermano contaba historias de fantasmas para tratar de asustarme o si ya estaba medio dormida y no se dio cuenta, pero no reaccionó ante la confesión de mi hermano. Yo, en cambio, quedé aterrorizado. Sentí tanto miedo de ver un fantasma así al final del pasillo o a través de las ventanas, que desde entonces cada vez que tenía que cruzar el pasillo a mi habitación, lo hacía corriendo”, contó, según recoge el portal Hugo Gloss.

Los años pasaron

Unas dos décadas después, cuando él y su hermano ya eran adultos, una conversación casual hizo que ambos ataran cabos y quedaran boquiabiertos, al igual que su madre.

La charla familiar era sobre un perro que habían tenido y que solía romper las zapatillas de los niños o cualquier cosa que dejaran a su alcance. Entonces la madre les preguntó si recordaban la noche en la que ella había abierto la puerta a la policía, ocasión que el perro había aprovechado para entrar a la casa y destrozar una bolsa de basura, esparciendo suciedad por el recinto.

Sus hijos se sorprendieron porque no recordaban el episodio. “¡Ah, es cierto! No se los dije porque eran muy chicos. Una noche, me desperté escuchando ruidos fuera de mi ventana y, cuando miré, vi a un hombre mirando dentro de mi habitación”, contó la mujer. Luego agregó que encendió la luz y tomó un arma de su esposo, lo que ahuyentó al mirón. Posteriormente llamó a la policía.

Lo que más impresionó al autor fue la descripción que su madre hizo del hombre: alto, blanco, vestido con camisa a rayas y jeans, cabello corto y oscuro. La descripción coincidía perfectamente con la del “fantasma” que su hermano había visto. Además, llegaron rápidamente a la conclusión de que el avistamiento del “fantasma” y el incidente reportado a por su madre a la policía habían ocurrido en noches distintas.

Para mayor intranquilidad, la mujer recordó que los policías que fueron a su casa dijeron que la descripción coincidía con la de un sujeto que buscaban; un hombre que había escapado recientemente de prisión, donde purgaba condena por homicidio.

Al conectar las piezas, el autor finalmente entendió que, en realidad, la familia había estado en peligro real, no por culpa de un fantasma, sino a causa de un criminal que los había estado vigilando.

“Ahora, al escuchar las dos historias juntas, todo puede parecer obvio. Pero no fue hasta hace unos años, cuando tenía poco más de veinte, que me di cuenta de que mi hermano, sin saberlo, nos advirtió sobre un asesino que quizá pasó varias noches vigilando nuestra casa”, concluyó.