Martes, 07 de Mayo del 2024 - 22:00 hs. 255
La imaginación de los más pequeños es capaz de la más curiosas e inesperadas creaciones. Amigos imaginarios y monstruos al acecho en la oscuridad pueden ser algunas de ellas.
Por eso, los padres de Saylor Class, una niña de tres años residente en Carolina del Norte, Estados Unidos, no se preocuparon cuando su hija les contó que había “monstruos” en las paredes de su dormitorio.
De hecho, la niña había visto recientemente la película animada Monster Inc, así que todos creyeron que estaba trasladando esa ficción a la realidad. De hecho, incluso le dieron una botella de agua y le dijeron que era spray para monstruos, con el que podría rociar y ahuyentar a cualquier extraña criatura que se le apareciera por la noche.
Sin embargo, con el paso de los meses, la insistencia de Saylor con el tema se incrementaba. Y los adultos de la casa comenzaron a tomarla en serio cuando Massis, la madre de la pequeña, descubrió una colmena entre el ático y la chimenea de la granja en la que reside la familia.
La mujer pensó que su hija podía oír el zumbido de las abejas a través del tejado, pero la situación resultó ser más compleja.
Los padres de Saylor terminaron llamando a un experto en control de plagas, quien identificó a los insectos como abejas, una especie protegida en Estados Unidos. Se dio cuenta de que los insectos viajaban hacia el suelo del ático, justo encima de la habitación de la niña, pero cuando utilizó una cámara térmica para escanear las paredes, una parte de la habitación se iluminó como un árbol de navidad.
Debido a que las leyes locales prohíben dañar a las abejas, se llamó a un apicultor para que las retirara junto con su colmena. Esto no fue fácil, ya que no se trataba un pequeño grupo en un panal. Por el contrario, la enorme colonia de himenópteros entraba por un agujero en el ático y del tamaño de una moneda, y desde allí se extendía por el interior de los tabiques de la finca. El apicultor le dijo a la familia Class que nunca había visto una colmena penetrar tanto en una pared.
El apicultor, a quien Saylor comenzó a llamar el “cazador de monstruos”, eliminó los insectos voladores haciendo un agujero en la pared y luego los aspiró hacia cajas especiales. Muchas de ellas simplemente entraban a la habitación desde la pared, por lo que la familia Class tuvo que cubrir la mayor parte de la casa con una película plástica para que las abejas no pudieran esconderse.
Al final de la operación especial, se eliminaron entre 55.000 y 65.000 abejas, junto con 45 kilos de panal. Los insectos fueron reubicados en una zona alejada de viviendas
Massis Class dijo a los periodistas locales que las abejas y su miel dañaron el cableado eléctrico de la casa y estimó que el costo de reparar todo sería de más de 20.000 dólares. Es probable que el seguro no pague ninguno de estos costos, ya que no cubren nada relacionado con las plagas porque lo consideran prevenible.
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