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Observatorio AtlanticoMiercoles, 23 de Noviembre del 2022 - 10:08 hs. 2988
La presencia de inversores internacionales ha sido discutida hasta el cansancio en sus facetas económicas y políticas. Pero como algunos ejemplos recientes lo han puesto en evidencia, existen formas más bien poco sutiles de la forma de actuar de determinados “inversores” que se suman a los terrenos anteriores. Y que, a diferencia de los mismos, no admiten “pros” y si importantes “contras”. Se trata de la calidad y/o antecedentes de los promitentes inversores, o de las empresas que dicen representar.
Hace unos años vivimos los vaivenes de la presunta inversión de Aratiri, capitaneado por su responsable, el hindo/británico Pramod Agrawal. En la actualidad, los reclamos de Agarwal al Estado uruguayo por presuntos incumplimientos amenazan materializarse en costosas indemnizaciones. La Historia se repite como farsa…
También se arrastran desde hace años repetidos reclamos del operador portuario Montecon en su sempiternas disputas con su competidor portuario Katoen Natie. Siendo ésta última compañía un notorio proveedor internacional de servicios portuarios de gran envergadura, y Montecon una rama más o menos discreta del poderoso complejo logístico chileno von Appen.
Montecon ha ido incorporando a su uso, mediante contratos a corto plazo inusuales en este tipo de actividad, los muelles públicos del puerto de Montevideo, y actualmente reclama que los acuerdos sellados por Katoen Natie con el Estado uruguayo – que garantizan cuantiosísimas inversiones – afectan negativamente su posición competitiva. El reclamo ha tomado también la forma de otra demanda internacional contra el Estado uruguayo financieramente muy importante, acompañada con una alianza tácita con el partido opositor Frente Amplio. Una fea vuelta de tuerca, donde unos se prometen ventajas políticas y los otros, cuantiosas ganancias.
Estos dos han sido o están siendo experiencias con “inversores” de los que se toman a valor nominal sus promesas iniciales, para que más tarde alguien descubra ramificaciones y procedimientos insospechados que deberían haber sido tenidas en cuenta. Demasiado tarde, como se vio con Pramod y se está viendo con Montecon/von Appen.
Queda un tercer caso en ciernes: la prometida multimillonaria inversión a fin de reconstruir el antiguamente señorial hotel San Rafael en Punta del Este. Inversión atada a la concesión de un casino y – mucho más importante aun – a privilegios para la explotación de juego en línea.
La cabeza visible de esta oferta es un empresario italo-norteamericano llamado Giuseppe Cipriani con importantes iniciativas en la rama de la hotelería y la restauración, en distintos países. Aunque curiosamente ninguna ampliamente conocida en la rama de los juegos de azar.
Cipriani se ha encontrado repetidamente en dificultades con las autoridades norteamericanas por evasión impositiva, habiendo sido uno de sus hombres de confianza el exconvicto Dennis Pappas. Quién ha tenido importante actuación como asesor financiero dentro de unas de las cinco familias clásicas de la mafia neoyorkina, la familia Colombo.
Amén de esos antecedentes, Cipriani – repetidamente citado por la prensa rosa en almibarados artículos laudatorios – ha mantenido en un pasado no muy lejano relaciones amistosas y de negocios con Harvey Weinstein. Otrora poderoso productor de Hollywood, purgando actualmente una condena de 23 años de prisión en los Estados Unidos por abusos sexuales y violación.
Para resumir, uno no está muy seguro que esta sea la clase de inversores internacionales que se deba invitar a llegar a nuestras playas. De lo que sí se puede estar seguro es que sin comprobación a fondo de antecedentes personales y de negocios de los ofertantes el país corre un alto riesgo de tener que saldar luego importantes cuentas e indemnizaciones. Estas experiencias son ilustrativas.
Fuente: Observatorio Atlantico (El Observatorio Atlántico es una entidad privada dedicada al análisis de inteligencia comercial, industrial y política).
http://merino-roig.com/observatorio-atlantico.html