Miercoles, 16 de Noviembre del 2022 - 12:11 hs. 165
Mina Bonino, pareja del futbolista uruguayo Federico Valverde, habló en extenso con el programa Doble mérito y reconoció que, ante un posible cruce entre Uruguay y Argentina en el Mundial, prefiere que pierda el combinado de su país natal frente a la Celeste.
“Soy patriota”, dijo, pero aclaró: “Hay una realidad: yo soy hincha de River. Nunca fui muy fan de la selección. Siempre pasa con los Mundiales que sos hincha de la selección, pero a mí me pasaba lo contrario porque siempre era la contra. Soy recontra argentina y quilmeña, pero en el fútbol soy de River”.
“Mi marido juega en Uruguay y verlo feliz a él me hace más feliz que ver feliz a Messi, que no me da nada.
Si se va Uruguay y queda Argentina, es obvio que quiero que gane Argentina”, puntualizó Bonino, a quien le gustaría que una vez que se retire “el crack de [Carlo] Ancelotti” de la dirección técnica del Real Madrid, llegue Marcelo Gallardo.
Consultada por algún jugador riverplatense que le gustaría ver en Real Madrid dijo que, entre los históricos, “elegiría al Burrito [Ariel] Ortega” y “de los actuales Julián Álvarez y Enzo Fernández, que era un buen refuerzo, pero se fue al Benfica”. Sobre Fernández, que competiría con Valverde por el puesto, bromeó diciendo que el Halcón “ya no juega en la mitad de la cancha”. “Un día me voy a despertar y lo voy a ver de portero”, expresó entre risas.
Bonino recordó una charla con Diego Alonso cuando el seleccionador uruguayo asumió en su cargo hace poco menos de un año y se fue de gira por Europa para hablar con sus dirigidos. “Estábamos en un momento delicado en cuanto al nivel futbolístico. Fede volvía de una lesión y estaba un poco desmotivado”, recordó.
“Estábamos pasando en un momento malo, y digo estábamos porque eso se transmite a la familia y vamos a la par de él tratando de ayudarlo en todo y de hacerle más fácil la vida. Las cosas no salían, los entrenamientos mal y no jugaba. Veníamos en un momento durísimo y apareció Diego [Alonso], como un ángel, más o menos”, comentó.
“Diego iba a hablar con Fede y yo me iba a ir, pero me dijo que me quedara. Empezó a hablar del lado de un padre a un hijo y yo era un mar de lágrimas. Fede me miraba como diciendo ‘no puede estar pasando esto’. Yo lloraba, Diego le hablaba desde el corazón, y Fede me miraba como diciendo ‘qué papelón’. Casi que terminamos los tres llorando. Era fuerte lo que estaba diciendo. No venía por el lado técnico la charla. Era más del lado motivador”, concluyó.