Los científicos de la Universidad de Cambridge creen que la variación de los genes que heredamos tiene un efecto de entre 40% y 70% en nuestro peso.
"Es una lotería", señala la profesora Sadaf Farooqi.
Ciertos genes pueden afectar el apetito, la cantidad de comida que se quiere comer y el tipo de alimento que se podría preferir.
Los genes también pueden afectar la forma en que quemamos calorías y si nuestros cuerpos pueden manejar la grasa de manera eficiente.
Hay al menos 100 genes que pueden afectar el peso, incluido uno llamado MC4R.
3. El truco de la hora
El doctor James Brown, quien es experto en obesidad, señala que mientras más tarde comamos, más probabilidades hay de que subamos de peso.
No porque estemos menos activos en la noche, como comúnmente se cree, sino debido a nuestros relojes internos.
"El cuerpo está programado de tal manera que manejamos con mayor eficiencia las calorías durante el período diurno, cuando hay luz, que cuando es de noche, cuando es oscuro", explica.
Durante la noche, a nuestros cuerpos les cuesta digerir las grasas y los azúcares. Por lo que consumir la mayor parte de las calorías antes de las 19:00 puede ayudar a perder peso o evitar adquirir unos kilos.
Saltarse el desayuno o simplemente comerse una tostada no es una opción para el doctor Brown.
Una mejor alternativa es comer algo con muchas proteínas y algo de grasa así como también carbohidratos. Huevos en pan tostado integral es un buen ejemplo. Eso te hará sentir más lleno por más tiempo.
En el almuerzo come algo sustanciosamente nutritivo y para la cena deja algo más liviano.
4. Engaña a tu cerebro
Hugo Harper, un científico británico dedicado al estudio del comportamiento, dice que existen formas de cambiar nuestro comportamiento alimentario inconsciente en vez de enfocarnos sólo en contar calorías.
Una estrategia, indica el experto, es: eliminar las tentaciones visuales. Eso podría ser más efectivo que si le dejamos todo el trabajo a nuestra fuerza de voluntad consciente.
Así que es muy recomendable que no tengas meriendas poco saludables en tu cartera, bolso o en tu cocina.
Es mejor si recuerdas meter una fruta por si te da hambre en tu trabajo o en el camino de regreso.
En tu cocina, ten a la vista un tazón de frutas y alimentos saludables.
No te sientes con un paquete de galletas frente al televisor. En cambio, pon en un plato el número de galletas que te quieres comer. Cierra el paquete y guárdalo.
Harper también fomenta las conductas de sustitución: optar por alternativas menos calóricas de nuestras comidas favoritas en vez de eliminarlas por completo.
Apela por las versiones dietéticas de los refrescos y trata de reducir las porciones de tus meriendas más que quedarte sin ellas.
"La gente no tiende a notar una diferencia cuando el tamaño de sus porciones se reduce en un 5%, 10%", indica Harper.
Existe una tendencia de comer sin pensar. Por lo que es buena idea seguir las sugerencias que tienen los paquetes de comida sobre las porciones y usar un plato más pequeño cuando llega la hora de la cena.
5. Las hormonas
El éxito de la cirugía bariátrica no se trata sólo de reducir el estómago del paciente, sino en el cambio de hormonas que provoca.
Nuestros apetitos están controlados por nuestras hormonas y se ha descubierto que la cirugía bariátrica, el tratamiento más eficaz contra la obesidad, hace que aumenten las hormonas que nos hacen sentir saciedad y que disminuyan en número las que nos hacen tener hambre.
Pero es una operación mayor que implica la reducción del tamaño del estómago hasta en un 90% y solo se lleva a cabo en personas con un índice de masa corporal de al menos 35.
Investigadores del Imperial College de Londres han recreado las hormonas intestinales que causan cambios en el apetito después de que se ha realizado una cirugía bariátrica con el objetivo de realizar un nuevo ensayo clínico.
Todos los días durante cuatro semanas, una mezcla de tres hormonas se le administra a los pacientes como una inyección.
"Los pacientes sienten menos hambre, están comiendo menos y están perdiendo entre 2 y 8 kilos en solo 28 días", señala la doctora Tricia Tan.
Si se demuestra que el fármaco es seguro, el plan es usarlo hasta que los pacientes alcancen un peso saludable.
Fuente: BBC Mundo