Por:
Francisco Merino RoigDomingo, 26 de Febrero del 2023 - 12:42 hs. 699
2023, año bisagra para la economía uruguaya.
El rubro económico de un país es quizá el
más relevante para el país, pues de sus políticas efectivas depende el motor
del país, donde luego de un beneficioso crecimiento económico podrá desarrollarse
también en otras áreas tan relevantes como la Salud, la reforma educativa prevista
por el gobierno, la consolidación de todas las instituciones y demás, como dijo
el histórico Adam Smith “no puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando
la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados".
La economía de Uruguay creció un 4,4% en
2021, luego de una caída del 6,1% el año anterior debido a la pandemia de
COVID-19. En el año 2022 la economía uruguaya habría cerrado con un crecimiento
en el entorno del 5%, más de lo estimado ya que se habría pronosticado un
crecimiento del 4,5%. El dato de 2022 todavía es una estimación, dado que las
cifras oficiales serán divulgadas en marzo por parte del Banco Central del
Uruguay (BCU).
Según la ministra Azucena Arbeleche, que
expuso el miércoles 22 de febrero sobre el balance y las perspectivas
macroeconómicas y de acuerdo con las proyecciones del Ministerio de Economía y
Finanzas (MEF), las ventas al exterior habrían sido el motor principal del
crecimiento durante el año 2022, con una expansión anual récord próxima al 17%.
Relevante es que las exportaciones tuvieron un comportamiento diferenciado a lo
largo del año, con registros que fueron históricamente altos durante los
primeros nueve meses, pero que luego se tornaron negativos sobre el último
tramo ante el deterioro del escenario internacional y la profundización de los
problemas de competitividad que arrastra el país.
La Ministra Arbeleche en radio Carve, Montevideo.
Uruguay y la región:
Con respecto a los países vecinos, Uruguay
tiene el dólar más barato y débil, además de los costos de insumos del país, lo
convierte en un país “caro”, frente a competidores directos de nuestros mismos
productos a exportar como lo son Argentina, Paraguay, Brasil, Chile y demás
países de la región.
La microeconomía del litoral noroeste uruguayo
está siendo gravemente golpeada a raíz de la diferencia cambiaria con la Argentina,
lo que hace que miles de uruguayos crucen día a día al vecino país a abastecerse
de productos básicos y no tan básicos donde es notoria la diferencia de
precios. Este freno brusco en el consumo en el mercado de ciudades como Salto, Paysandú
y Fray Bentos ha acelerado el cierre de pequeñas y medianas empresas, además de
crear un escenario de crisis frente a la diferencia de la realidad que viven
otros departamentos donde han mantenido un crecimiento sostenido como lo son Maldonado,
Canelones, Lavalleja, Colonia, San José y Montevideo.
En el caso de la inversión, que fue el otro
motor de la recuperación pospandemia, la estimación del MEF sugiere un
incremento de 8,6% durante 2022, lo que pauta una desaceleración con relación
al registro observado durante el año anterior (15,2%). Para el consumo privado,
por su parte, las cifras presentadas sugieren una aceleración del crecimiento,
que se habría situado levemente por encima del 6% (en 2021 este componente se
había expandido 2,3%).
Aparentemente, la economía uruguaya se
enfría luego del rebote pospandemia y comienza a converger hacia su crecimiento
potencial, que a todas luces resulta insuficiente para abordar los desafíos que
están pendientes en varios frentes.
¿Expectativas de crecimiento para este 2023?
El MEF prevé una expansión del 2% para este
año, advirtiendo que la cifra está sujeta a una importante incertidumbre
producto del impacto asociado al déficit hídrico y la gran sequía que atraviesa
actualmente el país. Además, que lo anterior supone un recorte de un punto
respecto al crecimiento que estaba previsto en el marco de la última Rendición
de Cuentas.
Desafortunadamente, según un informe
elaborado por la Oficina de Programación y Política Agropecuaria, el impacto
directo asociado a la sequía sería de al menos 1.175 millones de dólares, lo
que representa el 1,9% del PIB (y el 25% del PIB del sector). A esa cifra se
llega sumando el impacto sobre la lechería (100 millones de dólares), la
ganadería de carne (440 millones de dólares), las praderas perdidas (145
millones de dólares) y la agricultura de secano (490 millones). Como indicó
días atrás la empresa SEG Ingeniería: “En los últimos tres años, los aportes
hídricos en Uruguay se han mantenido muy por debajo del promedio histórico...
Tomados en conjunto, el trienio 2020-2022 es el de peores aportes hídricos desde
1947”.
Debemos saber que la sequía podría impactar
al alza sobre los precios, encareciendo principalmente las frutas y las
verduras. Si bien no es esperable que se repitan los incrementos de precios
observados durante el año pasado, en particular a nivel de la carne, los
panificados y los combustibles, lo anterior implica un riesgo al alza sobre la
trayectoria futura de la inflación.
Por otra parte, las expectativas de los
analistas, que fueron relevadas en el mes de febrero por el BCU, indican que el
PIB habría crecido 5,5% el año pasado, y que crecería 2,5% durante el año en
curso.
De hecho, son varios los indicadores que
evidencian que el dinamismo de la actividad se frenó sobre el último tramo del
año y deja pobres perspectivas para lo que viene. A modo ilustrativo, este es
el caso de las exportaciones de bienes, la industria manufacturera, la
actividad comercial y la recaudación impositiva. En todos los casos, los
promedios anuales “esconden” que al cierre del año la economía uruguaya no tuvo
el mejor desempeño.
Histórica sequía y deficit hídrico vive nuestro país en estos días. Foto cortesía La Diaria.
Pronósticos de precios:
Según el BCU, el ritmo de crecimiento de
los precios al consumo continuaría moderándose en los próximos 24 meses.
Concretamente, la inflación estimada para este año se ubicaría en el entorno de
7,2%, lo que implica una leve corrección al alza con relación al relevamiento
previo. Para el próximo año, la inflación proyectada por el conjunto de analistas
asciende a 6,7%
Sobre esta dimensión, Arbeleche recordó
durante su presentación que las proyecciones oficiales se ubican en 6,7% para
este año y en 5,8% para el que viene, como fue establecido en la última
Rendición de Cuentas.
Al conjunto de visiones en torno a la
trayectoria esperada para los precios podemos sumar la de los empresarios, que
fueron recogidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su encuesta
mensual de expectativas. De acuerdo con ellos, que son quienes tienen el rol
más relevante desde el punto de vista de la formación de precios, la inflación
será mayor de la prevista por el gobierno y también por los analistas.
Puntualmente, los empresarios esperan una inflación de 8,5% para este año y de
8% para 2024.
Un dólar que ya “nace” con inflación debido
a los indicadores inflacionarios de los Estados Unidos de 11%, como la
inflación que marca Alemania de 10,8%, Argentina con casi el 100% de inflación,
y países remotos como Nueva Zelanda que siempre tuvo una inflación histórica de
0,8% al 1,3% y actualmente se encuentra en el 11%, nos deja claro que Uruguay
no podrá salirse del contexto inflacionario mundial.
De esta manera, sólo el gobierno estima que
la inflación logrará ingresar dentro del rango meta en un horizonte de 24 meses
(el techo del rango pasó de 7% a 6%). Esta discrepancia es relevante, en
particular de cara a la próxima ronda de negociación colectiva y a la luz del
compromiso asumido de llevar el salario real al nivel que tenía en 2019 (hoy
está más de tres puntos por debajo).
El BCU decidió mantener incambiada su tasa
de referencia en 11,5%. Si bien el Comité de Política Monetaria no anticipó
modificaciones para sus próximas reuniones, indicó que “evalúa favorablemente
la evolución reciente de las expectativas de inflación y tendrá en cuenta su
convergencia futura como guía de las decisiones de política, con el objetivo de
que las mismas converjan al rango meta hacia el final del horizonte de política
monetaria”.
Sin dudas que para este 2023 Uruguay está en
un año “bisagra” para su economía, donde dependerá de buenas políticas públicas
y el empuje privado para poder no parar su sostenido crecimiento económico.
Dr. Francisco Merino Roig.
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