Shakira se enfrenta a ocho años y dos meses de prisión por una presunta evasión de impuestos en España. Por eso ella presentó con contundencia sus alegaciones en un escrito ante la jueza que instruye el caso. En el documento, no solo se queja de que Hacienda "instrumentaliza con fines ejemplarizantes" por un "desmedido afán recaudatorio" sin tener en cuenta "en absoluto cuál es el modus vivendi de los artistas cuya carrera se desarrolla a nivel internacional" . La cantante también detalla cómo fueron los primeros años de relación con Piqué, información clave para la resolución del caso.

El motivo es que la ley española considera a un ciudadano residente fiscal es si pasa en el país un mínimo de 183 días, tiempo que, según la Fiscalía, Shakira habría estado en España entre 2012 y 2014.

En ese período debería haber pagado aquí, siempre según el Ministerio Fiscal, sus impuestos, cosa que no hizo. Por esa razón se la acusa de seis delitos fiscales por no haber desembolsado 14,5 millones de euros en IRPF y en impuestos sobre el patrimonio.

La cantante intenta demostrar que no fue hasta 2015 cuando se instaló en Barcelona, no en 2011, como señala la Fiscalía, que argumenta precisamente el inicio de su relación con Piqué para demostrarlo. Shakira asegura que se estableció definitivamente en España ese año, 2015, de cara al nacimiento de su segundo hijo, Sasha (que nació en enero), y a la escolarización del mayor, Milan. Decisión que coincidió con la "controvertida renovación del contrato" (según dice ella textualmente en el escrito de defensa) de su entonces pareja, Gerard Piqué, con el Barça por cinco años más.

Detalla en el escrito que se conocieron en el verano de 2010 y que fue a partir de 2011 cuando empezó a visitar "esporádicamente" España para "encontrarse con el deportista en los escasos días libres que le permitía su intensa agenda profesional". Un argumento fundamental de la defensa es que entre la cantante y el futbolista "no existía un compromiso firme, debido a sus respectivas situaciones personales".

Únicamente se verían en "periodos vacacionales" o "desplazamientos fugaces" tanto en Barcelona como "en otros lugares del mundo".

De ahí su crítica a la información recavada sobre ella por los inspectores de Hacienda, que habrían acudido a obtener datos sobre ella a establecimientos de belleza a los que iría con frecuencia, así como a centros médicos para alegar que efectivamente residía en España. Algo que, según los abogados de Shakira, "vulnera el derecho a la intimidad".

Subraya que no tiene "necesidad" alguna de "crearse complicaciones con el fisco", motivo por el que devolvió voluntariamente los 17,2 millones de euros que le reclamaba Hacienda.